martes, 28 de abril de 2009

QUITO: A PROPÓSITO DE BICENTENARIOS






LUCIÉRNAGA*



En la colonia:
noche terrible
las luciérnagas
morían en las cárceles de Quito

solo un Espejo guardaba todo el sol
para enceguecer la rechoncha faz
del señor obispo:

Francisco Javier Eugenio
de Santa Cruz y Espejo
cuyo verdadero apellido es Chusig
hijo natural de indio cajamarquino y mulata

médico duende ateo
ninacuro


sostiene en contra de vuestra eminencia
que nuestras enfermedades
no son castigo divino
sino que son causadas
por pequeñísimos parásitos
cuyo verdadero lugar


es el basurero de la Historia....



Difunde sus perversos escritos
entre zambos indios y mulatos.

Coloca de madrugada rojas banderolas
en las cruces de piedra
incitando a la sublevación general...

Quiteños :

!SALVE CRUCE
LIBERI ESTO
FELICITATEM
ET GLORIAM
CONSEQUTTO!

(Salvada la cruz
sed libres
y conseguiréis
la felicidad y la gloria!
octubre 27, 1794)


Imagen del museo de cera antiguo Cuartel Real de Quito

* de LA POESÍA NO ES UN LIBRO DE POEMAS,
Diego Velasco Andrade, Colección Matapiojo 1989

domingo, 12 de abril de 2009

DOMINGO DE PASCUA


SUPERSTAR **


Los evangelios nada dicen de aquel hombre
ni de su vida pública
antes de cumplir los 30.

Predicando las sutilezas de la salvación
él recorrió desde el Tibet hasta Galilea
desatando la locura en los cuerdos
haciendo bailar rock a los inválidos
con su manual práctico de peces y de panes.

Mas de entre sus actuales seguidores
hay quienes más nos remiten al estoico Diógenes:


no por su afición al sol
ni por sus luengas barbas


sino por su pacífica manía de instalarse en un tonel
mientras el emperador arroja al foso de leones
a su prójimo.

Otros modernos profetas en cambio
reinventan cada vez sus sencillas parábolas
de modo que jamás estén a nuestro alcance


(oh! pobres mortales...)

¿Una nueva clave de vida eterna para elegidos
mostraba ante las barbas lampiñas
de la muchedumbre?

Por una sola vez
no le busquemos la quinta pata a Judas:

sucede que en tiempos de esclavitud
él desconfiaba de la sinceridad

de los pacifistas.

Imagen South Park


**Diego Velasco Andrade: Derrocamiento del lector, poemas, 1991