domingo, 14 de diciembre de 2008

IDENTIDAD ECUATORIAL




En los trece años de la partida de "el poeta"


CAMPANAS DE BRONCE
Rafael Larrea Insuasti
1943·1995


Yo fui el primero.

Amanecí ataviado de arcoiris.
En una piedra muda grafiqué mi procedencia
y quizás algún día hable y nos lo diga.
Yo fui el primero que bebió del agua,
quien tocó el árbol por primera vez,
medité y soñé e interpreté mi sueño
y gocé del canto de innumerables aves.

Me llaman Jumandi. Pero mis otros nombres
verdaderos tan sólo yo los sé.
Archidona y yumbo, alama y zumaco
cuanto más atrás, otros nombres tomé.
Como una hormiga trashumante bajó mi espíritu
las turbulentas aguas de mi río-mar
y jamás me dejé vencer,
ni por la naturaleza.

Pregunté a mis sueños y vencí,
vencí a la boa y su lengua peligrosa y maligna
como la de todos aquellos extraños
que tantas veces derroté.
Soñé con un vuelo de eterna libertad
y larga vida
y soplé vientos sobre mí,
sembré dudas y selva y oculté
mis conocimientos y aventuras.
Y maté al agresor y levanté
mis humanos trofeos,
y los cantos de guerra con que me defendí
en mi suenan y suenan
llamándome.


Nadie hubo aquí antes de mí.
Yo fui y soy el amo y el señor
de esta orquídea.

Desde el Pichincha,
desde las verdes pajas del páramo
se extienden mis venas,
frailejones, chuquiraguas, chaquiñanes,
delicados arroyos, poggios, pacchas,
vertientes de entusiasmado canto,
mis venas,
con la niebla de los bosques cubiertas,
arropadas con humo,
bañadas con carbón,
dulces líquenes y musgos
arbolillos, flores escritas en granito
milenario
y sombríos soles cual sonrisas.

Mis venas,
mi pelo,
mi trenza,
mis chischís.

Venas de tierra, cornisa, alero,
zumbido de quindes y de abejas reinas,
retos de diostedés y alas de guacamayos.

Mi rostro,
sus rincones, historias y leyendas
de cal y arena, sangre de argamasa,
rostro sin fin, sin eternidad,
y en las sienes, aplomas blancas,
nieves serenas, abuelas.

Mis ojos de buey,
mi nariz de águila, de cóndor mi aliento,
mi piel de naranjilla delicada,
mi piel de barro con paja,
de noche cerrada mi piel.


Mi corazón de cascada, alta y brillante, sonora.

Mis pies partiendo, yendo, andando, nunca quietos.

Mis manos, arrugas de montes, redondas colinas,
abismos, saltos, trotes de mínimos ríos
que se unen abriéndose camino hacia el mar
para besarlo con mis labios de piedra,
con mi lengua serrana, selvática, violenta,
con mi lengua golondrina, gorrión, gaviota,
cantándole canciones de miel, de mora y de viento.

Yo,
que me descubrí temblando, desnudo,
tocando rondador, tambor, pingullo,
bailando hasta que la luna se ponía,
hasta que el sol en puntas venía,
cuidado por mis huarmis cariñosas,
siempre bellas,
de una belleza mía,
contagiosa,
huarmis de un tiempo antiguo,
mi propio ritmo,
mi mundo,
mi monótono tono
que me llamaba a bailar en callado vuelo
sobre mi propia tierra,
con nubes en los hombros
para que pesaran mis muslos
para que pisaran y pisaran duro
mis pies,
acariciándola, repitiéndole
que era mía, mía, mía,
por mí,
por todos nosotros runas
dancé y dancé
hasta ponerme triste.

Ahora me veis
levantado,
cholo alzado,
más alto que diez nubes,
más duro que cien foetes lanzados
contra el odio que me tienen
los que me explotan y oprimen.

Por eso,
aquí me tienen,
mírenme, deléitense, asústense,
recuéstense en mí,
no me corro,
corazón soy
y en el pecho me quedo.


Por eso,
si me ven armado de mi cuero mestizo,
blanco a medias,
indio-castizo cuero,
zambo-mulato cuero,
negro-colorado cuero,
cholo, chazo, shuar, cofán,
quaiquér, auca u otavalo,
armado y desarmado,
enamorado y pobre,
chispo o entonado,
entredormido y entresueño
de zapato, de pata, de alpargata,
de chusma, de sombrero, de faja,
de rosado, de verde, con careta,
no se asusten,
no,
ámenme lo mismo,
porque soy tú,
y tú eres nosotros,
y más que todo eso,
todos somos de abajo,
del piso mismo,
de la tabla que habla,
de la hierba que mastica viento,
carihuairazo, palenque, pelo de choclo, sicce,
de origen humano, animal, vegetal, mineral,
de origen real, telúrico, grandioso
yo soy este otro,
estitico,
eso mismo

¡Y aquí me quedo!
Me quedo en ti
tierra, pájara, mujer.
Y para decir: ¡te amo!
me subo al cerro,
a la luna me empino para amarte,
para besar tus pies soy lengua de vaca,
cuchillo soy para acabar con tus penas,
me acuesto en tu pecho de rosas y angustias,
en ti me esparzo, en ti me siembro,
de ti florezco,
en tu boca me vuelvo sol,
me siento en tus portales,
con mis cabellos detengo el viento,
como un cometa pendo de tus techos
junto al toro, a la libre, al perro,
a los recuerdos,
me estiro y amplío mi amoroso amasado lodo,
por ti recupero la razón,
en ti me reconozco,
en todo tu esqueleto, tus venas, tu rostro
en brazo erguido, en tu pecho de ariete,
en tu grito de foete, en tu ternura de gota,
y en mis brazos te levanto,
orgulloso y propio.


En este enredo de nombres, de hombres,
de matices, me quedo, nos quedamos.
Me radico, me raíz, me empujo
el magma de este vientre andino,
de esta entraña cascájica, quebrada,
de esta peña, esta rosa, esta tonada,
me quedo, nos quedamos

Abrazados a las lluvias,
a estas desnudas nubes pasajeras,
viajeras, pájaras mojadas, despeinadas.
En estas medicinales aguas de toronja,
yerbaluisas, marialuisas, quijijes, lópez,
congos, sánchez, valdiviesos, chiluisas,
caizapantas, higuerillas, buganvillas,
tálamos, espinas, uvillas,
en estas huecas citadinas, vespertinas,
calladas y oscuras golondrinas, y
heroicas huestes obreras, campesinas,
me quedo, nos quedamos!

¡Acento mío,
voz grave mía,
violín de mi costilla,
silbido e mis sienes,
en ti me quedo,
lleno de ser por fin
mi propio yo,
mi propia tierra,
mi propio pueblo,
yo!


Rafael Larrea Insuasti (Quito 1943-1995)



Primera edición de Campanas de Bronce, Colección Viva Vida, 1985
Consta igualmente en la Antología poética, seleccionada por
Diego Velasco y editada por K-Oz Editorial y Opción en la cultura, 2006.


Más en

http://k-oz-editorial.blogspot.com/2007/12/el-movimiento-tzantzico-y-su-clara.html

http://ultimatumkitu.blogspot.com/2007/10/los-cinco-y-ms-sentidos-de-la-poesa.html

No hay comentarios: