lunes, 28 de abril de 2008

SERIE: MITOLOGIA ECUATORIAL


HUANCAVILCA Y GUAYAQUIL O
¿WANKA WILLCA Y WAYA QUILT? *


A tientas en la oscuridad prehistórica

Por FRANCISCO MORENO R., 1956



Reconstitución de una balsa precolombina "wayaquilensis"


El erudito Dr. Modesto Chávez Franco, en su obra "CRÓNICAS DEL GUAYAQUIL ANTIGUO", capí­tulo "El Nombre de Nuestra Ciudad", propone que comencemos por saber porque se llamó así esta po­blación, y el aparente, arduo y estéril estudio etimo­lógico del vocablo Guayaquil lo transforma en tesis amena y sugestiva, con la narración de sucesos y acontecimientos de un pasado que se confunde en las escabrosidades de lo lejano y desconocido, pero que su labor paciente y escrupulosa de investigador per­severante y docto, le convierte en algo así como una aurora boreal donde aquel pasado se ilumina con la luz opalescente de la verdad imprescindible y necesa­ria para justificar el origen de la raza indoamericana, con la claridad brumosa de un amanecer que descubre la conformación de la nacionalidad.

Leamos al Dr. Chávez Franco en la obra y capí­tulo citados: "La leyenda que mucho tiempo gozó y todavía goza de aprecio entre los aficionados a esa poesía legendaria, es la de que Guayaquil es el com­puesto de los nombres de sus caciques, marido y mu­jer. Hualla y Quill, cuya morada hasta hay quien la sitúe en lo que hoy es la Planchada".
"Muchos años duraron en las calles "Malecón" y "Municipalidad" —antes La Orilla y La Cárcel— dos tiendas gemelas de un señor Parodi, que popularizó también esos nombres y su leyenda, llamando a la una "El Indio Guayas" y a la otra "La India Quill", con sus respectivos retratos de faldellines de plumas, co­ronas y flechas, al gusto del pintor".

"Siento quitarles esa ilusión infantil. Ni tal casita en la Planchada, ni tal nido de amor y ventura de esos Pablo y Virginia de estos manglares. La Plancha­da es obra de los vecinos ele Guayaquil, hecha en 1682 para contrafuerte de un muro que no se terminó y se aprovechó luego como fortín para emplazar unos cañones de defensa contra invasiones enemigas. Los huancavilcas no sabían trabajar ni ligar la piedra, pues no la usaban para sus construcciones, y el cacique Guayas, que dizque fue muerto casualmente por uno de los conquistadores, Alcedo lo da por fenecido en 153!, lo cual, de haber sido así, sucedería en Porto-viejo, que fue fundado algunos años antes que Guayaquil.

"De admitir la existencia del cacique HUALLA o HUAILLA, relacionaría esto con el dato histórico de que gran parte de la costa fluvial la poblaban los QUILLCAS, para presumir que el Conquistador uniendo los nombres del cacique y de su tribu, oídos quizá de boca de su intérprete, hubiera llamado a su fundación, a la desembocadura de Babahoyo, Santiago de Gualla-quillca, que estilizado por la fonación se convirtió en Guayaquil".

'Como me han hecho el honor de acompañarme para alternar esta charla Dn. Otto von Buchwald, filólogo; Dr. Francisco Campos, historiador; Max Uhle, etnólogo, oigamos lo que sus luces nos traen: El nombre parece de origen quechua y muy anterior a la invasión bélica incaica, pues ya la investigación dice que el quechua no lo trajeron exclusivamente los incas. Que cuando ellos invadieron el Quitu hallaron que su idioma no era del todo extraño en este reino, que en muchas comarcas lo hablaban y en otras, lo entendían, y en una y otras habían muchos indicios de raíces comunes al quechua y sus idiomas."

"Además, el comercio costero era muy grande y ac­tivo entre los pueblos ribereños desde antes de la in­vasión incaica. Del Pacasmayo —dominio del Gran Chimu— hasta Guayaquil, Manabí y Esmeraldas era toda una enorme zona mercantil marítima que también intercambiaba sus idiomas, como era necesario y na­tural para sus negocios. Y nada extraño que los ma­rinos hubieran ido poniendo nombres de sus idiomas a los puntos que no los tenían o donde establecieran sus puertos y colonias".

El idioma mochica, bastante afín al quecha, era el del Gran Chimu. Muy posible, pues, que el nombre Guayaquil sea mochica y anterior a la conquista in­caica, pues el Gran Chimu fue un imperio tan pode­roso y quizá más civilizado y conquistador por su comercio, que el de los incas, en cuyas manos cayó al fin. El nombre Hualla es muy común en esos idiomas. Cailahualla, Hualla (en cañari, verde, según el señor Cordero Palacios), Huaillabamba, Challahua-11a, etc., etc.

"Filológicamente el señor Von Buchwald lo juzga un conglomerado de esas tribus y lo deriva de Cuitja-quic o quil (lo que es de las aguas turbias). De mo­do que Guayaquil en su ideología sería: río que lleva aguas turbias o lodosas o rojizas. Puede que los es­pañoles oyeran ese nombre y pareciéndoles armonioso o apropiado, lo conservaran para la ciudad, cristiani­zándolo con el prenombre de Santiago".

"Lo que si es claro es que el nombre es autóctono, sea algo alterado o no por la formación española. Su significado es el que no se sabe, y quizá sea un derivado de HUANCAVILCA, alterado notablemente. Otra prueba de su autoctonía y otro problema respec­to de la etnología u origen racial de sus pobladores y de su idioma es la existencia de las tribus Guayaquíes o Guayaquiles en Argentina, Paraná, Amazonas y Río Negro. Razas e idiomas viajaban enormes dis­tancias en la América prehistórica".

"Si no te aburren, lector estas curiosidades indíge­nas y más bien te atrae hacia ellas la recóndita vo-cecita de ancestral herencia de esos bravos huancavilcas de cuya pura estirpe, libre y noble señora de es­tas ubérrimas riberas, no tenemos por qué sentirnos humillados, oigamos al erudito Dr. Campos que con su fecunda fantasía nos remonta en grata parla hasta encontrar en la lengua griega las raíces ILIA y HUA,-gérmenes de Huallaquill. Así estamos a un pelo de descender de griegos; y yo creo que es verdad, dado el innato genio mercantilista de los huancavilcas y sus hijos los guayaquileños, hasta hoy motejados de fenicios o cartagineses por mercachifles desde que ga­tean ...

Imagen pictórica de un suburbio guayaquileño, años 50


Pues ... GUA viene de GAUS, nombre grie­go de GEOS, tierra. De modo que GUA es el quechua HUA, dicho con H por no haber G en esta fonética, De ILLA deriva huailla (tierra o prado frondoso o hermoso). De ahí pudieron tomar nombre dinástico todos sus caciques llamándose huailla o huaya. QUILL vendría de uno de los afluentes del río HUAILLA, el QUILLCA, junto al cual vivía la tribu de los QUILL-CAS. Talvez el mismo HUAILLA se llamaba QUILLCA, antes de la conquista, y la combinación de HUA, ILLA, QUILLCA dio HUALLAQUILLCA a los oídos españoles. Conocida es la costumbre indígena de agre­gar a voces y frases al final CA como apoyatura fo­nética: esto ca no, amito; esto ca no sabiendo. De donde puede inferirse que las primeras noticias, al ser preguntados por el nombre de su país fueron así: Huailla -quill, ca", "El Oidor de la Audiencia de Lima, Dr. Andrés Rocha, extrae otra lucubración más sutil, y es la de que los indios pobladores de estos lugares eran pro­venientes de España misma, de éuskaros de hacia cuatro siglos al tiempo de su relato. Que esas gentes vizcaínas emigraron después del reinado de Tuba, y por tanto, trajeron las voces de la lengua Tubal o sea la éuskara o vasca. Como los demás españoles mez­claron sus lenguas con las de los cartagineses, griegos, latinos y árabes, menos los éuskaros que guardaron la suya, resulta evidente que los vizcaínos son los que más rápidamente entienden el quechua, por encontrar­se con voces similares a su lengua y con los mismos significados".

Grabado de un incendio en la Guayaquil republicana

"La voz GUA es antigua en España y muy nume­rosa en puntos geográficos, como Guadalquivir, Gua­diana, etc., y en ninguna otra parte del mundo hay ríos que comiencen su nombre con GUA, sino sólo en España y América, como Guadarrama. Guadalupe, Guadalajara, Guadix, Guadalquivir. Está probado que América antes del descubrimiento se llamó ANAGUAC (tierra rodeada de agua), compuesta de ANA y Guay, voz vieja hispana que significa AGUA".

"Esos descendientes de Tubal llevaban también mu­chos nombres de Tubal... Y quizá Túmbala o Tum­bal, nombres del régulo y de la divinidad de Puna, sean afines de Tubal."

De España era Caracas, y los caras que llamaron Caraques a su región, vinieron mandados por los ca­ras o Carán, quiza de la Vasconia primitiva; y nava­rros fueron en su mayoría los conquistadores de es­tas costas, hoy peruanas y ecuatorianas, que también tenían en su tierra unos pueblos llamados Araquil y Huante-Araquil, que quería decir "sitio entre un río y otra corriente de agua", lo que pudo venirles a la memoria al conocer este sitio entre el río y el brazo de mar del Salado".

"Los jefes de recaudación o gobernadores de hacien­da del Inca eran: el Curaca para el aillo (pueblo pro­ductor); los willcas, jefes militares, para la parte del Inca, y los inq-illas para la cuota del culto a Illa (Trueno, dios de la lluvias fecundantes). Seguro es que entre los Guayas haya habido un Inquill para el recaudo de frutos; y de allí que el territorio del In­quill de los Guayas se haya trocado en Guayaquil bajo la fonética española... Si non e vero, e ben tro-vato..."

«Sorprende que el Dr. Chávez Franco no acoge la leyenda, al menos para oponerse a los afanes de Es­paña, interesada en la supresión de la mitología Shyri- incásica, en la eliminación de la prehistoria, aspi­rando a que, pasada por alto la civilización embrio­naria de los pueblos que sojuzgó y dándoles la apa­riencia de bárbaros, sanguinarios, crueles, ingobernables, incivilizables, se le absuelva de la responsabili­dad de la inmolación de estos pueblos.

En "EL INDIO ECUATORIANO", obra escrita con talento, valor, ilustración y patriotismo por el Dr. Pío Jaramillo Alvarado, están consagradas la tra­dición y la leyenda como fundamentos de ¡a prehisto­ria ecuatoriana. De él extraigo, para deleite de la ima­ginación, la exquisita leyenda del quipocamayo Ca­tan, el inspirador de Anello Oliva.
"Después del diluvio universal, las emigraciones lle­garon por el mar al continente y uno de estos pue­blos nómadas se estableció en lo que ahora es Vene­zuela y fundó Caracas. De estos pobladores, algunos pasaron a Sumpa, "que es aquel paraje que ahora llaman los españoles la Punta de Santa Elena, donde tuvieron una gran población, siendo el principal de ellos un cacique llamado Tumbe o Tumba, que con su buena industria y gobierno mantuvo su gente en paz y justicia". "Este capitán despachó gente a descubrir tierras, pero jamás volvió a saber de esta expedición y con este pesar murió, dejando dos hijos, Quitumbe y Otoya".

"El primero fundó un pueblo llamado "Tumbez" en memoria de su padre y el se­gundo fue hecho prisionero de unos gigantes que apa­recieron en las costas ecuatoriales y murió en poder de estos enemigos. Temeroso de los gigantes, Quitum­be buscó refugio en una isla que llamó "PUNA"; pero viendo que era tierra seca y no llovía, mudó de temple y suelo y se fue a la sierra de Quitu, donde pobló un pueblo de su nombre. Cuando Quitumbe partió a la sierra dejó abandonada a su mujer Llira, preñada, y llegando el tiempo, de su parto parió un infante muy bello a quien su madre llamó GUA-YANAY que quiere decir golondrina. La suerte de GUAYANAY fue muy desigual y la fábula intervie­ne en los sucesos de su vida, pero es lo cierto que dejó un hijo llamado Atau, que fue padre de Manco-Capac, primer Inca."

"Y sucedió que los descendientes de Guayanay habi­taron en una isla y allí estuvieron hasta que llegó la ocasión de ser descubiertos, porque el cacique Tome, hermano de Guayanay, que gobernaba los llanos y era señor (Shyri) de Quitu, mandó perseguir a uno de sus hijos por el delito de adulterio que se castiga­ba con la pena de muerte, y el perseguido se aven­turó con su gente al mar y llegó casualmente a la isla en que residía Atau. Por este incidente supo el cacique Atau como había mucha tierra firme por to­das partes y cerca de donde estaba. Y como Atau era ya viejo y murió muy pronto, acometió la empresa su hijo Manco - Capac, al que acompañó el hijo del se­ñor (Shyri) de las tierras quiteñas o quitumbeñas, con su familia y vasallos, hasta Titicaca".

He aquí como la leyenda ha consagrado la comu­nidad de origen cara de los Incas y los Shyris y como columbramos en la nebulosa de un pasado remoto e incierto el alma romántica, mística, litúrgica de nues­tra raza. He aquí también un nuevo aporte para que los estudiosos oteen el origen de los nombres HUAN-CAVILCA y GUAYAQUIL, que bien pueden encon­trarlo en la mítica personalidad de GUAYANAY.


Guayaquil a inicios del siglo XX

* Lectura muy recomendada para Jaime Nebot y sus "miami boys"

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