PATRIA
Por Manuel María Sánchez (1880-1933)
Patria de mis ensueños, tu nombre soberano
es como el sol, despide calor y claridad,
y no hay una palabra que en el lenguaje humano
tanto como ella exprese dulzura y majestad.
Patria, tu nombre vibra, vibra cual una nota
de una maravillosa y divina canción,
cuando, como la cifra de mis amores, brota,
aún más que de mis labios, de aquí del corazón
Patria, tu nombre tiene para mí una fragancia
primaveral y suave, deliciosa y sutil,
y, al pronunciarlo, creo que se enflora mi infancia
con todos los rosales con que sonríe abril.
Luz, y ritmo, y perfume, compendio peregrino
de cuanto hay en la vida de amable y seductor,
si traducir no puedo lo que eres, te adivino
en el azul del cielo, en el trino, en la flor.
Te admiro en la blancura de la alta cumbre austera
que eligen los cóndores para hacer su nidal
y en sus valles jocundos de eterna primavera,
donde enroja el fruto y se dora el trigal.
Estás en cuanto yo amo y estás en cuanto anhelo,
en el santuario oculto de mi bendito hogar,
en todo lo que es canto y en todo lo que es vuelo.
¡Hasta en mi sangre ardiente te siento palpitar!
es como el sol, despide calor y claridad,
y no hay una palabra que en el lenguaje humano
tanto como ella exprese dulzura y majestad.
Patria, tu nombre vibra, vibra cual una nota
de una maravillosa y divina canción,
cuando, como la cifra de mis amores, brota,
aún más que de mis labios, de aquí del corazón
Patria, tu nombre tiene para mí una fragancia
primaveral y suave, deliciosa y sutil,
y, al pronunciarlo, creo que se enflora mi infancia
con todos los rosales con que sonríe abril.
Luz, y ritmo, y perfume, compendio peregrino
de cuanto hay en la vida de amable y seductor,
si traducir no puedo lo que eres, te adivino
en el azul del cielo, en el trino, en la flor.
Te admiro en la blancura de la alta cumbre austera
que eligen los cóndores para hacer su nidal
y en sus valles jocundos de eterna primavera,
donde enroja el fruto y se dora el trigal.
Estás en cuanto yo amo y estás en cuanto anhelo,
en el santuario oculto de mi bendito hogar,
en todo lo que es canto y en todo lo que es vuelo.
¡Hasta en mi sangre ardiente te siento palpitar!
Patria, tierra sagrada de honor y de hidalguía,
que fecundó la sangre y engrandeció el dolor,
¡cómo me enorgullece poder llamarte mía,
mía, como a mi madre, con infinito amor! (bis)
Por tus cruentos martirios y tus dolientes horas,
por tus épicas luchas y tu aureola triunfal,
por tus noches sombrías y tus bellas auroras,
cúbrenos siempre ¡oh Patria! con tu iris inmortal. (bis)
Bajo la sombra augusta de tu glorioso emblema,
que es sobre nuestras frentes como una bendición,
hará nuestra inocencia, cual oblación suprema,
el ara de tu culto, de cada corazón.
Bajo la sombra augusta de tu glorioso emblema,
que es sobre nuestras frentes como una bendición,
hará nuestra inocencia, cual oblación suprema,
el ara de tu culto, de cada corazón.
Imágenes: R. Aguirre y F. Valenzuela
Próximamente en...
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