jueves, 29 de noviembre de 2007

SERIE: HISTORIETAS DEL PAIS DE LA MITAD


A PROPÓSITO DE LA INAUGURACIÓN DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE EN CIUDAD ALFARO




AMOR FINO Y CANTO HUNO
A DON ELOY Y SUS MONTUNOS**


Texto extraído del libro HISTORIETAS DEL PAIS DE LA MITAD, 2007
de próxima aparición con ASIEDICIONES
(http://asiediciones.blogspot.com/)

Panfleto de Montoneras Patria Libre años 80



I

El poema nos sitúa en un épico
campo de batalla:

Gatazo fines de siglo cercanías de Riobamba
las huestes ostrogadas parece
son vencidas por el equipo visigódico
que ni bobo

trae en el banco suplente
a vándalos y alanos.

Del libertinaje ostrogódico está harto Teodorico
emperador de Roma educado en Bizancio
por los hermanitos cristianos.

Pero mirad ahí viene el indio Atila
el “azote de dios” y sus “salvajes”
ya llegan desbrozando el monte
para desnivelar la lid de un machetazo.


II


De modo que éste es Atila
vencedor de mis ejércitos
exclama en Carondelet Teodorico
al mirar la fotografía:

patuchito, regordete, pasadito en años…

Pero dicen que muy valiente
agrega su general de la Cuchilla
lleva más de treinta luchando por la causa
de los hunos
y de los ostro-godos…


III

Décadas:
el ejército visigodo se ve impotente
tratando de conservar sus extensos dominios
de patatas
pero un día Teodorico cae fulminado
por un tal Rayo
mientras retoza en Roma sobre un colchón de plumas.

Entonces el “bárbaro” rehace
la economía de la península
favorece la cultura y como buen hechicero
ordena dar vueltas al diablo por la nariz
de un ferrocarril
hasta que su reino desaparece
como el alba.

Ostrogodos visigodos y Mr. Harman
pactan en Roma:
tus patatas mi ferrocarril su cacao
nuestros barcos

¿okey señores godos?

Y sube al poder Leónidas
Casado con Gala Plácida sobrina de
un Tío lejano

Rápidamente promulga su edicto:
visigodo truequen sus rosarios
por las botas que ostrogodos importan
desde Texas.





Activistas de ¨Alfaro Vive Carajo¨en los años 80




IV

Atila retirase cansado al Panóptico
que para el efecto construyó Teodorico
pero es asesinado en una procesión
por el gran poder de hasta ahora incógnitos
cucuruchos.

Falto de guía el terrible ejército mont-huno
regresa a sus plantaciones.

Ya muy pocos recuerdan a Atila
dice en palacio
el ostrogodo Leónidas:

total

no fue sino el viejo luchador
de aquella horda de bandidos.




**Versión original: La Poesía no es un libro de poemas, Colección Matapiojo, 1989

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